El BMW blanco arrancó con los hermanos José y Genaro dentro. Aunque ahora lo conducía José, el vehículo estaba adaptado para que también lo pudiese conducir el inválido. José tarareaba la famosa "Un ramito de violetas" del fallecido Manzanita, mientras Genaro no hacía más que intentar asearse un poco su traje nuevo, que le había quedado manchado con el flujo de Rosa y con su mismo esperma.

- ¡Ya te dije que era un traje mu nuevo pa í a chingar con esta gachí! -le comentó José a su hermano, dejando su música por un momento y señalándole con el índice una de las manchas.
- ¡Calla hermano, que estas manchas las quitará la mama, pero la follá de hoy no me la quita nadie!
- ¡Cierto, cierto, esto no se pué negá! ¿Qué te ha parecido la Rosa?
- ¡Qué es muuu puuuta, muuucho! -sentenció Genaro estirando como un chile las ues de la frase.

Tras hacer esta afirmación, Genaro se quedó algo pensativo, incluso dejó de mirarse las manchas y de plancharse el traje con las manos.

- ¿Sabes que creo hermano? -habló a continuación a José -Que para follar bien las mujeres han de ser mu putas.
- Pues menudo descubrimiento el que has hecho tú. Yo hace tiempo que lo sé.
- Lo chungo es que la gachí folla mu bien pero es puta, claro. Se va con todos...
- Chinga con los que le gustan, no con todos, pero puta lo es mucho.
- Pues yo creo que te tiene medio camelado, hermano, por muy buscapollas que sea. Y no me digas que tienes muchas, porque como ésta... ¡pocas he visto yo!

José rememoró la cópula de aquella misma tarde y mientras se empalmaba recordando, casi sintió el agujero del culo de Rosa envolviendo su verga, las sacudidas eléctricas de placer de la joven al correrse, el chorreo de flujo, la media sonrisa pícara de ella, disuelta en una mueca de dejadez animal, el tacto de su piel de porcelana suave y el pinchazo de aquellos pezones como lanzas, siempre, o casi siempre, cabreados. ¿Qué no haría por repetir aquello?

- ¡Bah, eres un exagerado! ¿Camelarme esta putilla a mi? ¡Amos anda!