Berta tenía ya dolorida la musculatura del bajo vientre a causa de los espasmos orgásmicos repetidos. Sin embargo, el dolor y el cansancio no impedían que se continuara corriendo con fuerza. Ella misma era la primera sorprendida por su resistencia y por la tremenda capacidad de las muy sensibles terminaciones nerviosas de su clítoris para no adormecerse y continuar vivas, impetuosas, ansiosas por vibrar, como en una descarga que ocurriera tras largo tiempo de abstinencia sexual.

Pero, ciertamente, la situación era muy distinta a la que supondría no haberse corrido en días, en semanas o quizás en meses... ¡porque Berta llevaba casi dos días enteros masturbándose de manera continuada! El ritmo era mucho más intenso por las noches y en los momentos en que la mujer podía quedar en soledad, pero incluso cuando estaba trabajando o compartiendo actividades con su familia, Berta desaparecía durante unos minutos y se toqueteaba hasta correrse en el baño o tras la puerta de cualquier habitación. Estos momentos, parecidos a los que el yonqui busca para inyectarse o el alcohólico  para beber unos tragos, a pesar de su brevedad y estrés le proporcionaban curiosamente estallidos de los más poderosos.

Publicado el sábado, septiembre 28, 2013 por El Barquero

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Alexia, aun en la ducha, pudo oir como su marido se despedía de ella y cerraba la puerta de la casa. Estaba sofocada, muy sofocada. En su cabeza batallaban a muerte sentimientos muy contrapuestos y cada uno de sus choques, acerados y sanguinarios, suponía una oleada de impetuosas sensaciones que le removían el cuerpo. Se hallaba presa al mismo tiempo de una excitación sexual brutal, de un miedo feroz a dejarse llevar por sus impulsos y de una rabia al rojo, que tenía como destinatario al mismo hombre que movía su lascivia y desataba los punzantes temores.

Aquel patán, pensó mientras se secaba temblando, no merecía realmente ni un instante de su atención. Tampoco era acreedor su marido de una infidelidad repetida. Podían haber influido en el primer desliz la sorpresa misma y también, preciso era reconocerlo, esos deseos de sexo fuerte que la acosaban desde hacía un tiempo y a los que su querido Matías no podía responder aunque a veces lo intentase. Pero ahora, sabiendo ya a lo que se enfrentaba, ella debería poder poner fin a aquel asunto...

Publicado el lunes, septiembre 23, 2013 por El Barquero

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Adela llegó una vez más con la lengua al botón hinchado de su amiga y lo toqueteó con suavidad. Cristina respondió con un ¡ay! deseoso, un gemido suave pero tenso que traducido al habla de los amantes lascivos significaba un ¡sigue y avanza! imperioso. La peticionaria, sin embargo, no pudo evitar ser más explícita y la rotunda frase "Dame gusto, mi puta! salió ametrallada luego de sus labios.

Y Adela, sí, respondió con arte al llamado de su querida Cristina, deslizando con habilidad la lengua para hacerla danzar con un clítoris vibrante que demandaba placer. La mujer tuvo que hacer un considerable esfuerzo para concentrarse en el virtuoso cometido, porque su sexo y su vientre sentían ya la tremenda presión del volcán del orgasmo a punto de estallar. El amante de Adela, Jasón, la penetraba con fuerza, cada vez con más ímpetu, embestida a embestida, y los estallidos clamorosos no podían tardar en llegar.

Publicado el martes, septiembre 03, 2013 por El Barquero

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