Una y otra vez te sacudes,
tiemblas,vibras y te despeñas,
por las profundas gargantas,
que recorren tu fértil vientre.

Se dispara tu cuerpo como un arco,
tenso hasta el límite y mostrando,
la energía salvaje de mil yeguas,
corriendo libres salvajemente.

Eres la fuerza del placer rotundo,
la llama de la madre tierra,
el rayo que parte hacia el cielo,
tras el estallido soberbio.