En la gran tienda, repleta de aparatos eléctricos, electrónicos e informáticos, Berta subió y bajó escaleras mareada. Deseaba huir de su obsesión, que cada vez la atosigaba con mayor virulencia. Quizás, pensó, salir de compras la ayudaría en aquella tarde gris de viernes.
Pero finalmente Berta resulto de nuevo vencida. La imaginaria lengua de Tesifonte paseaba de nuevo por sus labios morbosamente excitados, tensos anhelando el goce, húmedos por los flujos que ya chorreban y Berta tuvo que buscar consuelo en el escondite más próximo que encontró, tras la puerta de uno de los almacenes de la tienda. Sabiendo que lo que hacía era muy arriesgado pero llevada por un impulso ciego, se desnudó casi por completo y empezó a masturbarse alocadamente.
Tras unos segundos, cuando ella estaba ya enfilando su primer orgasmo, entró en el lugar uno de los dependientes de la tienda. El joven se quedó en principio algo pasmado contemplándola. Berta, que ya estaba muy fuera de sí, fijó sus ojos en los del hombre y continuó masturbándose. Asumir un riesgo puede tener consecuencias, así Berta vio como el dependiente, de repente firmemente decidido, se bajó pantalones y eslips y, en una posición algo inestable, consiguió penetrarla mientras la empujaba sobre unas cajas. La actitud de Berta no fue sin embargo la de rehuir la acometida u oponer resistencia, sino que, al contrario, estimuló al joven para que sus embestidas fueran lo más fuertes posible. Al poco todo a su aldededor estaba escupido de esperma, como ella misma, que lo goteaba. El improvisado follador se marchó casi corriendo y Berta se castigó el clítoris nuevamente, para seguir corriéndose.
Aquello requería arreglo y había que tomar medidas. No sólo ponía en peligro su propia seguridad y su salud, sino que incluso provocaba que fuera infiel a Tesifonte, en una curiosa paradoja. Y eso, seguramente, era lo que más le dolía de todo.
5 comentarios :
El momento vivido por Berta es una de mis fantasías más recurrentes, sería una pasada que alguien llegara en el momento justo a colaborarme en mi tarea...
Me gustó mucho tu relato.
Besos
Caray con Berta..... se está poniendo las botas, chica lista, desde luego no creo que su amado sienta celos, al contrario, creo que le gusta imaginársela, desquiciada y jadeante de deseo, de hecho él hace lo posible y lo imposible también porque el deseo sea tan intenso que raye la obsesión. ¿Continuará?
Bienvenida, Laura, como comentarista a este blog. Me gustaría ser Mago y poder satisfacer tu fantasía, que requiere justamente de la casualidad y del obrar de manera no premediatada. Es una fantasía que no puede prepararse ni planificarse, sino que se ha de dejar en manos del Cielo... Por lo tanto, ¡deséala con ímpetu y fuerza, Laura, y se hará, casi seguro, realidad! Besos.
Parece Irina que conoces muuuuuy bien a Tesifonte. Sí, coincido contigo en que Tesifonte disfruta al ver a Berta sexualmente desgarrada. No hay celos y sí goce intenso al contemplar la lascivia desatada de Berta. Tesifonte penetra simpre a Berta, sea cual sea la verga que se sumerja en su coño.
¡Por supuesto que la historia continuará, mi lujuriosa amiga! Ya hay dos nuevas entregas cociéndose en mi horno. Muchos e intensos besos.
Creo que le conozco, pero no tanto como quiero llegar a conocerle je je adoro ese horno bullente de excitantes y lujuriosas ideas.
El juego de desquiciante seducción es tremendamente estimulante, todos los sentidos puestos en un objetivo, puff eso es magia Barquero y tú sabes bien como realizarla. Muchos y lujuriosos besos y más.
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